Desbocados y sin freno

Hace solo un rato que ha desaparecido la última estrella y tus  palabras van a llegar de un momento a otro… besándome, acariciándome y dándome el mejor abrazo de buenos días. La felicidad para mí está en que existes. Aquello que mi corazón siente es lo que deseo compartir con todos, pero sobre todo contigo.  Porque este es mi espacio y es aquí donde puedo volverme loca, los enamorados casi siempre lo están.

Existen unos sentimientos desbocados, sin freno, que no deseo de ninguna manera detener. Con palabras o con paréntesis.

Me sientes y te siento, no sé cómo, ni cuándo ni por qué. Sin que estés y estando. Es así de sencillo. Nuestras almas se encontraron un día y no fue por casualidad. Y aunque todo sean instantes, esa fuerza es tan arrolladora que necesito de un tiempo para recuperarme. Amor frente a frente. Con música, sensaciones o palabras.

Ese amor que cada mañana me despierta cuando el sueño perdido desea ir en busca del que está.

Ese amor que, temeroso, me da lo mejor sin entregarme nada porque nada necesito.

Ese amor que ruge y que brama sin aspavientos.

Ese amor que se nutre de lo mejor de ti y que hace guiños a la imaginación para trasladarme allí donde las nubes se pasean.

Ese amor en prosa que siempre habla. Lo hizo desde el día en que nuestras miradas se cruzaron para decirme…no temas, estoy aquí.

Ese amor que tu luz irradia para vestir de gloria mis sentidos.

Ese amor que a pesar del cielo gris deja entrever la sencillez de tu alma y la grandeza de tu corazón.

Ese amor que por ti siento aunque no te hable, no te escriba o no te vea porque tu espíritu está allí donde un resquicio de vida me acompaña.

Ese amor es el que he querido plasmar hoy aquí cuando un ser tan apasionado como tú me ha retado a que lo haga.

Ese…todo ese es el mío, el de una mujer real, apasionada y auténtica. No conozco otra forma de decírtelo.