Queridísimo amigo:
Muchas veces vivir una vida al relente de las ideas convencionales, leyendo, soñando y pensando en escribir, parece que está un poco alejado de lo que tenemos por normalidad. Quedarse muchas veces estancada al sol dejándose acariciar por el triste desaliño de las emociones confusas, es aliviar el pensamiento.
La otra noche creyendo estabas despierto intenté conversar contigo y solo interrumpí tu descanso, estaba bastante mal de ánimo y no tenía a nadie con quien compartir mi angustia. Creo que conoces situaciones parecidas. Estoy muy cansada.
Releo pasivamente mi inspiración y expreso lo que siento como una liberación de mis sentimientos mas auténticos. Es una forma de descansar y sacudirte los demonios.
Todo el mal del romanticismo consiste en la confusión entre lo que nos es necesario y lo que deseamos. Todos necesitamos de las cosas indispensables para vivir, para conservar y prolongar la vida, todos deseamos una vida más perfecta, una felicidad absoluta, la realidad de algunos de nuestros sueños.
Es humano querer lo que necesitamos, es humano desear lo que no necesitamos pero nos resulta apetecible. Lo que ya es “enfermedad” es desear con igual intensidad lo que es necesario y lo que es deseable y sufrir por no ser perfectos.
El mal romántico es eso: querer la luna como si hubiera alguna manera de obtenerla, pero no es posible.
Buenas noches con el susurro del silencio nocturno.
Un beso